Te duchas, te maquillas con esmero, te perfumas… pero hasta que no te subes a esos zapatos de tacón extremo, no sufres esa gran metamorfosis desde el interior. De repente, desde lo alto de tus zapatos de tacón te sientes guapa no, guapísima. Y elegante. Y femenina. Y sensual.
Te diriges al salón para dejar que tu familia te admire (claro, es tu familia y te quiere). Entonces tú, sacas tu falsa modestia, y le quitas importancia con algún comentario como «bah, si llevo un trapillo» o «lo encontré en la rebajas», para nunca reconocer todo el tiempo que pasaste pensando que ponerte y las horas que te has pasado arreglándote.
Llegó la hora de salir a la calle. Cuando cierro la puerta de mi piso (vivo en un tercero sin ascensor) y veo todos esos escalones (53 exactamente) que tengo que bajar subida a mis zapatos, es cuando empiezo a pensar si no debería haber elegido un poquito menos de tacón.
Lo peor viene cuando durante la cena te has tomado dos copitas de vino y necesitas ir al baño. Dios! Al ponerme en pie me doy cuenta que mi sentido del equilibrio ha descendido por lo menos 10 puntos. Desearía que nadie me mirase, porque aunque es bastante probable que nadie lo esté haciendo, a mi sentido de la vergüenza, que va por libre, la realizad le importa un bledo. Así que, mirada al frente, camino muy, muy despacio y muy, muy concentrada en no caer.
Y eso por lo hablar del dolor de pies. No será la primera vez que voy descalza a las 4 de la mañana por la Castellana.
La próxima vez elegiré un zapato más cómodo 😉
La pintura que os presento en esta entrada es un óleo sobre tabla redonda de 40 cm. de diámetro.
Cuando hace más de un año terminé «El vestido rojo» me lo pasé tan bien que pensé en pintar los zapatos a juego. Me encanta pintar en madera porque aunque la pintura seca rápidamente en las primeras capas, también te permite dejar unos brochazos de pintura que… mmm… a mi me encantan. Igual que dejar siempre un trocito de madera al desnudo… Este es el resultado. Espero que os guste.
Vicky, no solo me gusta, sino que me encantan, los zapatos más que el vestido.. pero puesto tiene que quedar divino. Muy divertida tu entrada.
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Ay, muchas gracias Mara. Me alegra un montón que te gusten (la entrada y los zapatos).
Los zapatos son de una amiga, si no te los dejaba. Además son un 36, imposibles de poner.
Un beso enorme.
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Me ha gustado mucho y me ha dado ideas. Gracias.
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Muchas gracias! Un placer servir de inspiración a la musa más molona.
Un fuerte abrazo.
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Vicky, me ha encantado tu descripción de la subida al tacón, me he visto a mí misma reflejada, subida en ellos haciendo equilibrismos para poder mantenerme, jajaja. La verdad es que me encanta el cuadro, eso de que sea redondo…….SUPERORIGINAL, ME ENCANTA!! y si hablamos del conjunto, DIVINO DE LA MUERTE. Ahora,a por los complementos, una pamela o un bolso chic, y ya rematas la jugada, nos vamos de fiesta a la zona VIP. Besos.
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Ayyy Pili, que ilusión leerte por aquí. Me alegro un montón de que te haya gustado, deberíamos salir alguna noche con los tacones.
Muchas gracias por comentar. Un beso gigante.
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